HISTORIA

A veces nos suceden cosas muy personales que guardamos, que callamos y acabamos por creer que no vale la pena contarlas. Hasta que comienzan a revolverse en nuestro interior, gritan, se agitan y se revelan en contra de su reclusión. Y un buen día, nos damos cuenta de que merecen la libertad, porque su liberación es la nuestra y quizá, la de muchas personas más.

Mil veces pensé en escribir este libro y otras tantas descarté esa idea. Tenía excusas a manos llenas para evitarlo. Pero cuando algo debe suceder, aparece la magia, las «casualidades» y las «coincidencias» comienzan a repetirse hasta que entiendes que estás en el buen camino, haciendo lo que debes.



¿Cómo surgió el libro?

Tras sufrir un aborto espontáneo, tuve la suerte de poder vivir con mi niño una experiencia preciosa en la que él se comunicó conmigo. Me habló a través de un sueño y dos horas después de que sufriera un aborto, lo sentí cerca de mí de una manera tan física, que no pude guardarme esta historia. Toda persona que pierde a un hijo (independientemente de su grado de madurez), merece vivir momentos como los que yo viví. Espero que el libro tenga el mismo efecto para quienes lo lean y se sientan identificados con mi historia.

Aquel hecho fue clave para asimilar lo sucedido, para que este libro viera la luz y para vivir en los siguientes embarazos una gran conexión con mis dos hijos antes de su nacimiento, en especial, un hecho que describo en el capítulo doce.

El paso del tiempo iba aumentando paulatinamente la sensación de que debía compartir lo vivido. De hecho, he llegado a pensar que la propia vida esperaba que lo hiciera, porque comenzaron a suceder hechos en cadena que me ponían delante señales que me incitaban a seguir. Era el empujón que necesitaba; fue ponerme a escribir y la inspiración comenzó a brotar increíblemente. De cada línea surgía otra nueva y de cada párrafo los siguientes.


















El libro comenzó a gestarse en febrero de 2011, con solo un puñado de vivencias sin orden ni concierto. Las apunté en un cuaderno, pues no sabía cómo ordenarlas ni qué enfoque darle a la historia. Pero eso bastó: Conexiones de amor poco a poco fue tomando forma. Invertí muchas horas en escribir, leer, corregir, modificar, borrar y vuelta a lo mismo varias veces más. Cada vez que la musa me regalaba su presencia, sacaba mi cuaderno y lo anotaba todo, fuera en una sala de espera, la parada del autobús o esperando que los niños salieran del colegio. Y aunque el proceso ha sido largo, lo he disfrutado más que sufrido. 

Llegué a pensar que no era yo quien realmente escribía, porque generalmente me cuesta encontrar las palabras para expresar lo que pretendo. Por eso, pensé que debía aportar algo más, un valor extra que diese al conjunto un toque más personal, más mío. Así fue como decidí que sería un libro ilustrado. Cada uno de los diecisete capítulos que lo integran va precedido de una imagen que complementa al texto. De esta forma, queda dicho todo lo que no sé expresar con palabras.

Sin personas como tú que lean esta historia, el libro solo sería un montón de vivencias recopiladas en un archivo. Son sus lectores quienes hacen de ese simple montón, un libro, una historia, un ente vivo que espero, aporte motivos de reflexión a quienes la lean. Siempre habrá personas en cuyo destino pueda influir para bien y habrá merecido la pena el esfuerzo con que obre ese milagro en solo una de ellas.



¿A quienes va dirigido?



















Conexiones de amor plantea reflexiones que nos abren los ojos y el corazón. No es un libro sobre maternidad, ni está enfocado únicamente a quienes tienen hijos o pretenden tenerlos. Aunque a ellos les recomiendo especialmente su lectura, es una historia dirigida a todos aquellos que entienden la vida desde el amor y a quienes tienen la certeza de que para cambiar el mundo, hay que comenzar por lo más básico: el cuidado de cada nueva vida desde que surge, la llamada crianza consciente. Porque ningún edificio se sostiene sin unos buenos cimientos. 

Debo decir que yo misma necesito leerlo a menudo, ya que me ayuda a recordar lo sagrada que es la vida y el gran respeto que merecen los más pequeños desde el mismo momento en que son concebidos, desde el cual a mi entender, son ya conscientes de cuanto les rodea. Porque a veces (muchas), lo olvidamos.



Dedicado, especialmente y de todo corazón

A tí, mujer que quisiste dar vida y no lo lograste.

Aunque conseguí ser madre, estuve en tu piel por un tiempo y sé cómo te sientes cuando un aborto involuntario arrasa con todas tus esperanzas. Deseo que Conexiones de amor aporte a tu vida, al menos, parte de la serenidad que un día se fue con tu niño.


· ♥ · ♥ · ♥ ·

"...Creo que toda madre que sufre un aborto merece un momento como aquel, porque además, la comprensión de lo sucedido permite reponerse mejor de la pérdida. O quizá, todas recibimos ese regalo pero no siempre somos conscientes. Por desgracia, los medios con los que contamos las mujeres para afrontar un embarazo, no suelen contemplar estas cuestiones y puede que ignorarlas, sea lo que se vuelve en nuestra contra a la hora de estar abiertas a las sensaciones que nos provoca llevar vida en nuestro interior. Lo que viví junto a mi niño la noche del aborto fue una prueba física de nuestra conexión, un verdadero regalo que guardaré para siempre en mi memoria..."
 


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